Durante estos días, aunque practiques algo de ejercicio en casa, el consumo de calorías no es el mismo, así que la alimentación debería cambiar ligeramente. Lo fundamental es seguir haciendo el mismo número de comidas que hacías, pero optando por alimentos más ligeros, ricos en fibra, vitaminas y minerales. Te aconsejamos incluir verduras y frutas a diario en las comidas principales, beber abundante agua, aunque no sientas sed (ponte a tu lado una botella y bebe a menudo), evitar el consumo de alimentos precocinados, bebidas azucaradas y alcohólicas y grasas saturadas e intentar reducir las raciones, por ejemplo, comiendo en platos más pequeños. Un consejo: prepara tu menú la noche anterior o practica el bathcooking (cocinar un día diversos platos) para elegir bien los alimentos y no caer en comidas rápidas.