Las manchas y la exposición solar

¿Qué son las manchas?

Las manchas oscuras son una reacción cutánea, local y exagerada a la radiación UV, consecuencia de la acumulación sobre la epidermis de 2 tipos de pigmentos.
La melanina: Es un pigmento natural que da color a la piel para protegerla de la radiación UV. Normalmente esta se reparte uniformemente, pero con el paso de los años las células que producen la melanina se vuelven erráticas, produciendo melanina en exceso, que acaba por concentrarse en una zona determinada formando las manchas cutáneas. Estas suelen aparecer en las zonas más expuestas al sol: rostro, manos y escote. La lipofuscina: Los radicales libres producidos por una sobreexposición a la radiación UV van oxidando los lípidos y proteínas del organismo, transformándolos en lipofuscinas oscuras que se acumulan en forma de mancha. La piel cuenta con un sistema de proteosomas que los reconoce, los degrada y los elimina de forma natural. Pero, con la edad, su actividad decae, provocando indeseables acumulaciones de lipofuscinas. Estas acumulaciones son más conocidas como “manchas de la edad”

¿Cómo aparece una mancha?

En el momento que nos llegan los rayos UV, nuestro organismo genera melanina como mecanismo de defensa natural de nuestro organismo frente a los rayos UV. Pero, hay veces que por alguna disfunción esta melanina no se reparte de forma homogénea por la superficie, sino que tiende a concentrarse formando una mancha.

manchas piel dibujo

¿Cómo evitarlas?

A la hora de conseguir un bronceado natural, es fundamental el uso de fotoprotectores adecuados a nuestro tipo de piel, no solo porque protegemos nuestra piel de los peligrosos rayos ultravioleta y prevenimos el cáncer de piel, sino que evitamos que nuestra piel se manche. ¿Por qué? Cuando pasamos más de 15 minutos al sol, sea en la playa o en la calle (por ejemplo, cuando estamos dando un paseo), nuestra piel recibe desde el primer momento los rayos ultravioleta, por lo que si no nos hemos aplicado con anterioridad una crema de protección puede provocarnos reacción, o que nuestra piel se enrojezca. Pero no basta cualquier fotoprotector, ya que éste debe ser adecuado para nuestro tipo de piel y factor de protección, de forma que:

  • Si tienes una piel muy clara, que se quema con facilidad y nunca se broncea: protección superior a 50.
  • Si tienes una piel que se broncea pero se quema con facilidad: índice de protección de entre 25 y 40.
  • Si tienes una piel que se broncea con facilidad: índice entre 15 y 25.

Y no basta con aplicarte esta crema una vez y ya está. Es fundamental su aplicación al menos media hora antes de comenzar a tomar el sol, renovarla cada dos horas o siempre que salgamos del agua.

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